Aquí y ahora

misterioso y equivoco mundo en el que andamos

domingo, 3 de mayo de 2009

Marcos

Globos… guirnaldas.. chicitos baratos… una piñata y mucho jugo preparado en jarras de plastico, tomas cumplia siete años, toda la familia estaba presente, y tambien todos los amigos de la infancia, todos los vecinos, menos marcos, marquitos su querido primer y mejor amigo del mundo, no estaba ahí, mientras sonaba de fondo el infaltable “que los cumplas feliz..”, recorria los rostros alumbrados por las siete velitas que brillaban a mas no poder, pero no encontraba a marquitos, de fondo la oscuridad reinaba, debia pedir sus tres deseos. Habian dejado de cantar, y de nuevo vuelto a empezar… “que los cumpla feliz.. que los cumpla feliz, los tres deseos, marcos no estaba ahí… a lo mejor… si usara al menos uno de ellos, quizas pudiera traerlo a su lado, desear que marcos estuviera aca para apagar las velitas juntos, como antes, ademas el camion bronco o el muñeco del batman no eran tan necesarios, podria pedirlos en reyes, nada era tan necesario como que marcos estuviera alli, pero en el fondo el sabia, tenia solo siete, pero entendia ya muchas cosas, incluso entendia muchas mas de las que nadie sabia… solo marquitos, el si sabia…ambos sabian que el mutuo deseo de estar juntos en ese momento, (marcos tambien deseaba mientras miraba por la ventana el cielo azul) no bastaria para vencer a su padre, para hacerlo comprender que no puede decidir quien viene a la fiestita y quien no, sabian que aunque desearan desde bien adentro, desde la maquina, el motor que impulsa la sangre atravez del cuerpo, jamas lograrian romper con el absurdo e inquebrantable poder de su padre. Entonces supo que era lo que realmente debia desear , junto fuerzas, miro hacia las estrellas, luego a su padre que portaba una camara de fotos en la mano, y de nuevo a las estrellas. Para cuando habian terminado de cantar por segunda vez el cumpleños feliz el ya habia renunciado a sus tres deseos de ese año a cambio de uno solo, alzo la mirada, para darle tiempo a la foto, y luego soplo con fuerza pensando para sus adentros; que solo pedia estar toda esa tarde con su querido marquitos, solo esa tarde, que su padre le diera una sola oportunidad. Las siete se apagaron de una sola vez para el asombro de su madre que le habia pedido a don Hugo que fueran de las que se vuelven a prender, ella jamas entenderia que don Hugo no tenia la culpa, que las velas no volveria a prenderse con semejante fuerza de deseo. La luz volvio a prenderse, y las ventanas a abrise, se acabaron los aplausos impacientes y se corto la torta de chocolate que estaba muy rica, lastima que don Hugo… bueno en fin, era una rica torta y todos disfrutaban de su porcion envuelta en una servilleta de papel que no evita que las manos y narices queden repletas de dulce de leche.
Todos acudieron en torno a su padre al verlo aparecer con un chancho de papel enorme, y seguramente repleto de caramelos y pequeños juguetes de plastico rojo, verde y amarillo. Todos peliaban por el mejor lugar, para apoderarse de todo lo que saliera de la panza de aquel animal inanimado que ahora colgaba de un arbol y esperaba ser golpeado para reventar, zas!.. un golpe certero y la harina baña las cabezas de los niños que ya estan en el pizo, buscando sorpresas, empujones y tironeos, los padres que piden inútilmente tranquilidad, todos en el pizo, todos menos él. El sabia que debia ayudar a su deseo y entonces solo tubo que dar el golpe justo para acabar con la piñata y, aprovechando el disturbio, los ruidos y la ceguera momentanea de su padre, para tomarselas por la puerta abierta a la calle, corrio como nunca, sus piernitas le quedaban cortas para semejante velocidad… impulsado por ese deseo, por la amistad, por el amor hacia su más-mejor amigo, corria hacia la estacion abandonada, en la que tantas veces habian jugado, en las que tantas veces se habian refugiado de sus padres y su fusta, de sus madres y su llanto, corria hacia la estacion, hacia marcos, que sin sospechar semejante sorpresa, ve atravez de la ventana de vidrios sucios y rotos, a su amigo, a tomas que levantando una nube de polvo a su paso llegaba y se sentaba a su lado, secandose las lagrimas y extendiendo el brazo que sostenia una porcion de torta aplastada entre sus dedos.

Este cuentito se lo regalo a marquitos... uno de esos amigos que ya no estan a nuestro lado pero que siempre nos acompañan.

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