Salíamos siempre muy apurados, apenas mi viejo salía de viaje y su auto se perdía al doblar la esquina, mi vieja corría a la pieza y sacaba la maleta lista escondida bajo la cama. Nos vestía a las apuradas -mi hermana siempre tardaba mas, era una coqueta- y en un pestañear
Estábamos en el andén de la estación esperando el tren. Corrían los 60´, no era facil conseguir un pasaje sin anticipación, pero mi vieja ya la tenia sabida.
Casi siempre conseguíamos un solo asiento, que era, ampliamente suficiente. Felices y ansiosos subíamos al viejo tren marrón, ese que nos llevaría al norte, con nuestros primos, los caballos, y a esa especie de libertad que sentía de niño al pisar aquellas tierras altas y vírgenes o al mojar los pies en el arroyo frío.
Apenas subíamos, mi vieja agarraba una de las dos pesadas bolsas que llevaba consigo -además de la valija- y se instalaba en el baño del vagón durante quince o veinte minutos, luego salía, y hablaba para todos los presentes: “Wai! Aquellos que usen el baño, que lo acabo de dejar impecable”. Moviendo al ritmo del tren sus hermosas caderas se sentaba en nuestro asiento y nos informaba sobre la situación higiénica del vagón. Miraba concentrada el piso entre los asientos enfrentados y, bajo estupefactas miradas, se ponía a limpiarlo. Al terminar, estiraba un nailon, y arriba le amndaba una o dos frazadas… mi hermana y yo ya estábamos acostados en una hermosa cama de dos plazas, envidia de todos los demás pasajeros que viajaban en sus asientos no-cama. Así, tapados hasta el cuello, y entre sueños y zapatos recién lustrados, nos abandonábamos al mundo de los sueños dejando atrás la ciudad, el día, y las clases de piano y matemática.
Nos despertábamos bajo un cielo limpio, y con una taza de café con leche, masitas y el sol de la madrugada reflejado en el rostro de mi vieja que miraba por la ventana, cómo el cielo tocaba las extensiones de tierra donde había nacido(no sin dejar escapar una que otra lágrima, ésas de felicidad que brillan un segundo, como una gota de rocío atrapada en la tela de una araña, y luego se pierden en la sombra de la nariz reflejada en las mejillas).
Aquí y ahora
misterioso y equivoco mundo en el que andamos
miércoles, 29 de abril de 2009
martes, 28 de abril de 2009
Mañana de marzo
Una hoja en el aire, son dos,
y vos ahí,
que lindo mirarte entre las hojas.
El viento parece llevarte con ellas
se lleva tu pelo color otoño
hacia el cielo gris y juega con él
como vos jugás con las hojas.
Si pudiera pintarte, serías el sol
Pero no puedo, entonces sos vos
Entonces sos este insomnio de roble
Entonces sos solo una mancha en la pared.
y vos ahí,
que lindo mirarte entre las hojas.
El viento parece llevarte con ellas
se lleva tu pelo color otoño
hacia el cielo gris y juega con él
como vos jugás con las hojas.
Si pudiera pintarte, serías el sol
Pero no puedo, entonces sos vos
Entonces sos este insomnio de roble
Entonces sos solo una mancha en la pared.
Anna
Me encuentro caminando esta calle que caminamos tantas veces juntos, tantas en verdad, bañados por este azul-noche que ambos conquistamos una vez, mil veces. Aunque ahora la camino solo, estoy con vos anna, esta noche y también aquella, estoy con vos, por que aunque no estas aquí, te tengo a mi lado, o quizás dentro, a mi lado y dentro, metida en mis huesos, hasta los huesos, sin quererlo, te lo juro. Sin quererlo caes en mil astillas sobre mi, en cada gota de lluvia te siento mojarme, empaparme de vos, estoy húmedo de vos anna, agacho mi cabeza mirando el suelo lleno de pequeños charquitos de vos, intento no pisarte, pero es inútil, estas en cada baldosa rota, allí te vuelves a unir, aunque sea en pequeños trozos, puedo ver pequeños fragmentos de vos, anna, recién vi tu corazón, desnudo, y más adelante, aquel lunar que tanto besé alguna ves, vos no lo sabes, no conoces ese lunar, en esa parte de tu espalda que te era ajena a ti misma, ahí donde te besaba siempre, y mas cuando te dormías, ahora lo sabes, ahora entendés por que siempre te daba besos en ese mismo lugar, recién lo ví, en ese pequeño charco de vos que no puede evitar pisar. Por que si no lo pisaba, si no aplastaba aquel lunar, inevitablemente me habría sumergido hasta la rodilla en esa dulce laguna de tu panza que respira pausadamente entre las raíces de ese plátano.
Te lo juro, no quiero sentirte en la lluvia, no quiero verte delante de cada paso, ni en el cantero de aquel árbol, pero levanto la mirada y entonces veo miles de destellos, todas tus sonrisas, todas tus formas de mirarme, anna tus ojos caen del cielo hacia mi y humedecen los míos, una vez, quizás dos, abrí apenas la boca para dejar entrar un beso tuyo con sabor a cigarrillo o a helado de chocolate, te acordás como nos gustaban esos besos?. Yo si, y por eso me refugio de vos por un momento, debajo de este balcón, poco a poco empezás a dejar de llover, y ahora solo lloviznás, pero ahora caes mas lenta anna, ahora puedo verte mas nítida en cada gota, hasta siento tu perfume y el color de tu pelo enredado, son todos recuerdos hermosos anna, te acordás de aquella noche?, la primera, en la que todo empezó con mis labios acariciando casi casualmente el filo de tu oreja, al hablar (si, hacia trampa, te acariciaba a propósito), luego tu mano, no toda, sino la punta de tus dedos, que acariciaban mi brazo, también como sin querer, después, solo unos instantes –eternos- después, con mi labio te regalaba palabras suaves y llenas de deseos, que rozaban tu mejilla, siguieron tus dedos, que se convirtieron en toda tu mano, incluso tus brazos que me abrazaban muy fuerte -tan fuerte- por que fue así; vos seguro no te acordás, pero primero fueron tus brazos enredados en mi, primero el abrazo, y solo después, aquel beso, anna, aquel beso que detuvo los tiempos, y se adueño de la noche con todas las estrellas y gran parte de la luna, ese beso que venció las distancias y apaciguo todos los mares, si, por que en ese instante las olas abandonaron los mares, para entrar en mi boca, a través de tus dientes, represa inútil ante la fuerza de-las-olas-de-los-siete-mares, que habría vencido irrevocablemente a Gustave Eiffel o a cualquier otro ingeniero , por que nadie es capas de construir represas para el amor anna, si, ¿por que no?, el Amor.
Realmente fue hermoso aquel beso, realmente te estoy agradecido anna, quizás nunca supiste, quizás aun no sepas de todas las olas que me regalaste, ni de cómo detuviste este y todos los mundos. Quizás no sepas que en ese y todos los besos, y todas las sonrisas que me diste, en cada anochecer, cada amanecer, noches enteras vividas juntos desde la luna hasta la no-luna. Quizás no sepas que en ellas me regalaste eso que aun tengo, eso que no cambiaria por otra vida ni por todo el helado de chocolate de la vía Láctea. Aquello que ahora se desvanece por los bordes de las calles y dobla en aquella esquina. Por que ya dejaste de llover, por un momento te dejo ir. Escribiéndote así, es como hago que dejes de llover.
Primero dejo que me mojes un poco, y luego te nombro y te recuerdo, y así te ahogas en mis palabras y me das un respiro, me dejas por un tiempo. Hasta que te vuelvo a extrañar como hace un momento y entonces, (no me queda otro remedio, te lo juro anna) simplemente busco una lluvia, una noche, y otra calle como esta, y me sumerjo en vos, una vez más me sumerjo en vos, anna, y entonces me volves a abrazár, me besás y me invitás a nadar a tu lado. Siento una vez más tu dulzura, el enojo, y tu aroma al levantarnos o al no acostarnos. Tan solo para luego dejarte ir por las calles, doblando aquella esquina.
Por que es tan fácil anna, es tan fácil dejar que te vayas sabiendo donde volver a buscarte, sabiendo que sólo yo te poseo de esta manera, que sólo yo te revivo en la lluvia…. Chau amada mía, hermoso rostro, dibujo de mujer, lluvia, gota, boca, lunar, niña, tatuaje, tormenta, rocío, adiós mi Pequeña, mi pequeño mundo florido.
Te lo juro, no quiero sentirte en la lluvia, no quiero verte delante de cada paso, ni en el cantero de aquel árbol, pero levanto la mirada y entonces veo miles de destellos, todas tus sonrisas, todas tus formas de mirarme, anna tus ojos caen del cielo hacia mi y humedecen los míos, una vez, quizás dos, abrí apenas la boca para dejar entrar un beso tuyo con sabor a cigarrillo o a helado de chocolate, te acordás como nos gustaban esos besos?. Yo si, y por eso me refugio de vos por un momento, debajo de este balcón, poco a poco empezás a dejar de llover, y ahora solo lloviznás, pero ahora caes mas lenta anna, ahora puedo verte mas nítida en cada gota, hasta siento tu perfume y el color de tu pelo enredado, son todos recuerdos hermosos anna, te acordás de aquella noche?, la primera, en la que todo empezó con mis labios acariciando casi casualmente el filo de tu oreja, al hablar (si, hacia trampa, te acariciaba a propósito), luego tu mano, no toda, sino la punta de tus dedos, que acariciaban mi brazo, también como sin querer, después, solo unos instantes –eternos- después, con mi labio te regalaba palabras suaves y llenas de deseos, que rozaban tu mejilla, siguieron tus dedos, que se convirtieron en toda tu mano, incluso tus brazos que me abrazaban muy fuerte -tan fuerte- por que fue así; vos seguro no te acordás, pero primero fueron tus brazos enredados en mi, primero el abrazo, y solo después, aquel beso, anna, aquel beso que detuvo los tiempos, y se adueño de la noche con todas las estrellas y gran parte de la luna, ese beso que venció las distancias y apaciguo todos los mares, si, por que en ese instante las olas abandonaron los mares, para entrar en mi boca, a través de tus dientes, represa inútil ante la fuerza de-las-olas-de-los-siete-mares, que habría vencido irrevocablemente a Gustave Eiffel o a cualquier otro ingeniero , por que nadie es capas de construir represas para el amor anna, si, ¿por que no?, el Amor.
Realmente fue hermoso aquel beso, realmente te estoy agradecido anna, quizás nunca supiste, quizás aun no sepas de todas las olas que me regalaste, ni de cómo detuviste este y todos los mundos. Quizás no sepas que en ese y todos los besos, y todas las sonrisas que me diste, en cada anochecer, cada amanecer, noches enteras vividas juntos desde la luna hasta la no-luna. Quizás no sepas que en ellas me regalaste eso que aun tengo, eso que no cambiaria por otra vida ni por todo el helado de chocolate de la vía Láctea. Aquello que ahora se desvanece por los bordes de las calles y dobla en aquella esquina. Por que ya dejaste de llover, por un momento te dejo ir. Escribiéndote así, es como hago que dejes de llover.
Primero dejo que me mojes un poco, y luego te nombro y te recuerdo, y así te ahogas en mis palabras y me das un respiro, me dejas por un tiempo. Hasta que te vuelvo a extrañar como hace un momento y entonces, (no me queda otro remedio, te lo juro anna) simplemente busco una lluvia, una noche, y otra calle como esta, y me sumerjo en vos, una vez más me sumerjo en vos, anna, y entonces me volves a abrazár, me besás y me invitás a nadar a tu lado. Siento una vez más tu dulzura, el enojo, y tu aroma al levantarnos o al no acostarnos. Tan solo para luego dejarte ir por las calles, doblando aquella esquina.
Por que es tan fácil anna, es tan fácil dejar que te vayas sabiendo donde volver a buscarte, sabiendo que sólo yo te poseo de esta manera, que sólo yo te revivo en la lluvia…. Chau amada mía, hermoso rostro, dibujo de mujer, lluvia, gota, boca, lunar, niña, tatuaje, tormenta, rocío, adiós mi Pequeña, mi pequeño mundo florido.
lunes, 27 de abril de 2009
Porque el yo es un mar inconmensurable, me como las uñas.
El colectivo avanza en linea recta, hacia el centro. Así de simple. Hacia el centro, en linea recta. Nuevamente me asaltan este tipo de pensamientos, comparaciones, asociaciones estériles, de alguna forma debo sacarlas. Llego a casa, tengo Internet, por primera vez –cuidado, es un envudo, y te traga con fuerza. Es un mundo muy facil, y en el que se está muy bien- empiezo a escribir, y realmente me dá escalofrios pensar en la gente como un colectivo que avanza, una masa de formas tejidas a mano, que avanza por laberintos insondables, sin frenos, avanza –si, por que pensar que retrocedemos, o que vamos para atrás, es totalmente inocente, no nos queda otra q poner un pie delante del otro, quizás algunos más lento, otros más rápido, pero para adelante, siempre-. Busco refugio en las palabras, que me niegan la fluidez de mis pensamientos, ¿por qué tengo que pensar las palabras?, ¿no deberían fluir como fluyen ahora las ideas de mi cabeza? Tengo que esperar por cada una de las palabras, de dónde caen?, de dónde vienen? ¿Son de un conocimiento anterior a todo esto, anteriores al verbo? ¿Acaso alguien me enseñó algo?. El colectivo se desvanece, es muy grande para verlo todo, hace poco leí que somos flechas arrojadas por nuestros padres, que son meramente la mano q la lanza, sí, es más tranquilizador pensarme como flecha, -acompañada por miles- pero sola en su camino en línea recta. Sólo en los sueños abrazamos el aire y detenemos la marcha, nos volvemos eternos. Sólo me queda respirar gustoso, y abrir los brazos y las manos y tomar lo que desee tomar, a mi alcance. Así, creo, disminuimos la velocidad, hacemos del viaje algo más verdadero, sabiendo q sólo es un viaje en el q vamos todos, iguales ante el tiempo, la velocidad, Dios. Y sólo nos queda tomar con nuestras manos aquello q realmente deseamos. Tenemos manos infinitas, si, puedo agarrar todo lo q encuentre a mi paso, sí, haré así el viaje mas lento, pero tambien mas pesado, todo aquello q realmente tome por el simple hecho de que estaba ahí cuando pasé, me encorva la espalda, y tensa mis musculos, los agota. Creo que el gusto debe estar en ir livianos, no por llevar poco, sino, por llevar todo aquello que no le pesa al corazon, eso que es infinito.
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