Aquí y ahora
misterioso y equivoco mundo en el que andamos
lunes, 27 de abril de 2009
Porque el yo es un mar inconmensurable, me como las uñas.
El colectivo avanza en linea recta, hacia el centro. Así de simple. Hacia el centro, en linea recta. Nuevamente me asaltan este tipo de pensamientos, comparaciones, asociaciones estériles, de alguna forma debo sacarlas. Llego a casa, tengo Internet, por primera vez –cuidado, es un envudo, y te traga con fuerza. Es un mundo muy facil, y en el que se está muy bien- empiezo a escribir, y realmente me dá escalofrios pensar en la gente como un colectivo que avanza, una masa de formas tejidas a mano, que avanza por laberintos insondables, sin frenos, avanza –si, por que pensar que retrocedemos, o que vamos para atrás, es totalmente inocente, no nos queda otra q poner un pie delante del otro, quizás algunos más lento, otros más rápido, pero para adelante, siempre-. Busco refugio en las palabras, que me niegan la fluidez de mis pensamientos, ¿por qué tengo que pensar las palabras?, ¿no deberían fluir como fluyen ahora las ideas de mi cabeza? Tengo que esperar por cada una de las palabras, de dónde caen?, de dónde vienen? ¿Son de un conocimiento anterior a todo esto, anteriores al verbo? ¿Acaso alguien me enseñó algo?. El colectivo se desvanece, es muy grande para verlo todo, hace poco leí que somos flechas arrojadas por nuestros padres, que son meramente la mano q la lanza, sí, es más tranquilizador pensarme como flecha, -acompañada por miles- pero sola en su camino en línea recta. Sólo en los sueños abrazamos el aire y detenemos la marcha, nos volvemos eternos. Sólo me queda respirar gustoso, y abrir los brazos y las manos y tomar lo que desee tomar, a mi alcance. Así, creo, disminuimos la velocidad, hacemos del viaje algo más verdadero, sabiendo q sólo es un viaje en el q vamos todos, iguales ante el tiempo, la velocidad, Dios. Y sólo nos queda tomar con nuestras manos aquello q realmente deseamos. Tenemos manos infinitas, si, puedo agarrar todo lo q encuentre a mi paso, sí, haré así el viaje mas lento, pero tambien mas pesado, todo aquello q realmente tome por el simple hecho de que estaba ahí cuando pasé, me encorva la espalda, y tensa mis musculos, los agota. Creo que el gusto debe estar en ir livianos, no por llevar poco, sino, por llevar todo aquello que no le pesa al corazon, eso que es infinito.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
muy lindo... son las cosas que andan dando vueltas por mi cabeza... es bueno saber que no soy la única, mil besos... me gusta verte así... produsca coño!
ResponderEliminarEste relato es realmente hermoso. Me encantó. Muchas son las veces en q nos ponemos a pensar cosa similares de esta vida... y como bien dice arriba (Gabi) no es la única; no somos los únicos...
ResponderEliminar