Aquí y ahora

misterioso y equivoco mundo en el que andamos

domingo, 27 de febrero de 2011

capitulo uno: huellas

Se levanta totalmente sudado, esta vez no soy yo, ni alguien que se me parece, está todo mojado, las sabanas húmedas y la almohada babeada. Se acomoda en esa acuosidad helada y tibia simultáneamente, retenido aún por algunas imágenes dormidas, recuerdos nocturnos, y una leve sensación de placer en las piernas y en el torso, una certeza de haber soñado maravillas.
mira los techos, las paredes y parece que la realidad abunda, está hoy, especialmente en todos lados, la mañana fría, la heladera vacía, la alacena, y los mediodías. Se refriega contra el colchón y la sabanas torcidas por ultima vez antes de abandonar esa espeluznante y mullida situación. Enciende los días, se mira al espejo, se suena los mocos, escupe dos veces y se lava los dientes.
El mundo nada allí, justo donde él está parado; el par de medias, la lluvia que apenas cae, el monitor apagado, la ventana en el pasillo... el cielo nublado, excitante, el suelo mojado también nublado.
Mientras hierve el agua recuerda algunas cosas, el sueño, lo que pasó ayer... se le mezclan ambos en la taza de mate cocido y la tostada con miel.-Ella jugaba en su cama, él escapaba de cualquier lado, de todos lados, ella lo llamaba y llamaba siempre de regreso aquí, él que dudaba, siempre dudando volver, pero cómo le gusta cuando ella lo llamaba a cualquier parte, a ningún lado.
una escena muda, cargada de palabras, empalagada de ideas y llena de pensamientos... algo totalmente aburrido para cualquiera que mirase de afuera, una idiotez en baldes y palanganas de goteras viejas. una leve, leve especulación del destino, a dónde querrá llegar quien dice y quién cuenta.
en un momento, las cosas cambiarán abrupta-mente, el silencio se corta en tajadas, rebanadas de aturdimientos en toda la habitación, que hace tan solo unos instantes parecía en calma,
todo se vuelve caos... el ropero, su cara, las cenizas apagadas de tantos cigarrillos rotos, el cenicero. De pronto todo parece hundirse en un lago de neblinas turbias, algo que no puede ser bueno o bello de ninguna manera. Todo, una vez resuelto, acomodado dará como resultado un algo totalmente nefasto, un asesinato, una muerte horripilante o mucho mas tenebroso, los pedazos de memorias, las partes que recuerda, todo le hace temblar el ombligo, le da nauseas, nada compacto, todo es ganas de vomitar y explotar de cabeza.
ni siquiera quiere recordarlo todo, terminar el rompecabezas, pero es inevitable, las paredes son mapas, los pisos muestran las huellas, la puerta del ropero semi-abierta y la corbata roja colgando entre las sillas, esa campera debajo de la mesa,- no es posible detener el tiempo, guiar la realidad a cualquier otro confín de la galaxia, dejarlo todo entre neblinas, vivir con lo que hasta entonces sólo recuerda, imaginar el resto, vivir con esa angustia, eludir lo inevitable, la reacción a no sabe-ni quiere- todavía cual acción, la consecuencia que lo aterra y convulsiona contra la inamovilidad de sus músculos entumecidos. volver a la placida sensación de vida dormida, de realidad consagrada, la quietud de los días que corren, la rutina, aunque sea la rutina.

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